Las novelas del "Boom" son esencialmente vanguardistas. Tratan al tiempo de una manera no lineal, suelen utilizar varias perspectivas o voces narrativas y cuentan con un gran número de neologismos (acuñaciones de nuevas palabras o frases), juegos de palabras e incluso blasfemias. Como escribió el escritor Pope, el estilo del "Boom" «se basaba en una superposición cubista de diferentes puntos de vista, cuestionaba el tiempo y el progreso lineales y era técnicamente complejo. Lingüísticamente segura de sí misma, utiliza la lengua vernácula, sin excusas». Otras características notables del "Boom" son el tratamiento de los escenarios rurales y urbanos, el internacionalismo, el énfasis tanto en la historia y la política, así como el cuestionamiento de la identidad regional y nacional.
La literatura del "Boom" rompe las barreras entre lo fantástico y lo cotidiano, convirtiendo esta mezcla en una nueva realidad. De los escritores del "Boom", Gabriel García Márquez está más estrechamente relacionado con el uso del realismo mágico; de hecho, se le atribuye el haberlo puesto «de moda» tras la publicación de Cien años de soledad en 1967.
En los extremos de la literatura, Brett Levinson afirma que el realismo mágico, «un modo estético clave dentro de la ficción reciente de América Latina... se materializa cuando la historia de América Latina se revela como incapaz de explicar su propio origen, una incapacidad que tradicionalmente representa... una demanda de un mito: los mitos como un medio para explicar los principios que escapan a la narración de la historia». Los escritos de los Cronistas de Indias, representa lo exótico «nuevo mundo» y sus relatos de la conquista de nuevas tierras extrañas se aceptó como la historia. Estas historias fantásticas a menudo ayudaron a conseguir una nueva estética, que se transformó en el realismo mágico y «(tal como la concibió Alejo Carpentier), el realismo maravilloso y lo real maravilloso. De acuerdo con esta estética, las cosas irreales son tratadas como realistas y las cosas mundanas como elementos irreales., mientras que a menudo se basan en experiencias reales, extrañas, fantástica y legendaria, los pueblos ajustes míticos, especulativo, y los personajes que, aunque plausible, también podría ser irreal, y combinar la verdad, lo imaginario y lo inexistente, de manera tal que son difíciles de separar».
Con un toque de realismo mágico
Boom Literario Latinoamericano U.E Colegio Santa Rosa de Lima 5º Humanidades Kiely Alvarez #2; Ana Paula Guerra #11; Harelys Hernández #12; Thaiol Manrique #14; Liliana Marra #15, María Gabriela Martínez #16
domingo, 15 de junio de 2014
Fragmento "La Muerte de Artemio Cruz" obra de Carlos Fuentes
-Depende de cómo lo mires. Tú nada más has andado en las batallas; has obedecido órdenes y nunca has dudado de tus jefes.
-Seguro. Se trata de ganar la guerra. Qué, ¿tú no estás con Obregón y Carranza?
-Como podría estar con Zapata o Villa. No creo en ninguno.
-¿Y entonces?
-Ése es el drama. No hay más que ellos. No sé si te acuerdas del principio. Fue hace tan poco, pero parece tan lejano… cuando no importaban los jefes. Cuando esto se hacía no para elevar a un hombre, sino a todos.
-¿Quieres decir que hable mal de la lealtad de nuestros hombres? Si eso es la revolución, no más: lealtad a los jefes.
-Sí. Hasta el yaqui, que primero salió a pelear por sus tierras, ahora sólo pelea por el general Obregón y contra el general Villa. No, antes era otra cosa. Antes de que esto degenerara en facciones. Pueblo por donde pasaba la revolución era pueblo donde se acababan las deudas del campesino, se expropiaba a los agiotistas, se liberaba a los presos políticos y se destruía a los viejos caciques. Pero ve nada más cómo se han ido quedando atrás los que creían que la revolución no era para inflar jefes sino para liberar al pueblo.
-Ya habrá tiempo.
-No, no lo habrá. Una revolución empieza a hacerse desde los campos de batalla, pero una vez que se corrompe, aunque siga ganando batallas militares ya está perdida. Todos hemos sido responsables. Nos hemos dejado dividir y dirigir por los concupiscentes, los ambiciosos, los mediocres. Los que quieren una revolución de verdad, radical, intransigente, son por desgracia hombres ignorantes y sangrientos. Y los letrados sólo quieren una revolución a medias, compatible con lo único que les interesa: medrar, vivir bien, sustituir a la élite de don Porfirio. Ahí está el drama de México(…)
Carlos Fuentes
El escritor mexicano Carlos Fuentes ejerció como auténtico "capitán de la escuadra" de los geniales escritores del "boom", a quienes promocionó fuera de América Latina con una "generosidad" prodigiosa, dijeron varios académicos y escritores.
"Yo estoy convencido que sin Carlos Fuentes no habría existido un 'boom latinoamericano'. Los tiempos, las circunstancias, estaban dados, pero se necesitaba un catalizador" que fue Fuentes, según el escritor mexicano Ignacio Padilla.
Fuentes fue un adelantado respecto a otros, alguien que abrió las puertas de un mundo al que estaba conectado por su afán viajero, sus contactos en el mundo editorial y su proverbial curiosidad literaria.
Vargas Llosa comenta que "En ese movimiento Carlos tuvo un papel principalísimo, no solo por las obras que escribió, sino por la manera en como el promovió a otros escritores latinoamericanos, cómo estímulo a los jóvenes escritores ayudándoos a conseguir editores y promoviendo, sobre todo, la difusión de sus libros."
"Creo que si hay un escritor latinoamericano que fue un escritor universal, un ciudadano del mundo en todos los sentidos de la palabra, fue Carlos Fuentes", apuntó el Nobel de Literatura 2010
"Yo estoy convencido que sin Carlos Fuentes no habría existido un 'boom latinoamericano'. Los tiempos, las circunstancias, estaban dados, pero se necesitaba un catalizador" que fue Fuentes, según el escritor mexicano Ignacio Padilla.
Fuentes fue un adelantado respecto a otros, alguien que abrió las puertas de un mundo al que estaba conectado por su afán viajero, sus contactos en el mundo editorial y su proverbial curiosidad literaria.
Vargas Llosa comenta que "En ese movimiento Carlos tuvo un papel principalísimo, no solo por las obras que escribió, sino por la manera en como el promovió a otros escritores latinoamericanos, cómo estímulo a los jóvenes escritores ayudándoos a conseguir editores y promoviendo, sobre todo, la difusión de sus libros."
"Creo que si hay un escritor latinoamericano que fue un escritor universal, un ciudadano del mundo en todos los sentidos de la palabra, fue Carlos Fuentes", apuntó el Nobel de Literatura 2010
Fragmento de "Rayuela" obra de Julio Cortázar
" Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo de aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua. "

Julio Cortázar

“El Boom Latinoamericano es la más extraordinaria toma de conciencia por parte del pueblo latinoamericano de una parte de su propia identidad. El boom no lo hicieron los editores, sino el público atraído por un cambio literario".
Julio Cortázar
Uno de los aportes más importantes aportes de Julio Cortázar al Boom Latinoamericano es su obra Rayuela publicada en 1963, la cual lo catapultó al reconocimiento internacional.
“El boom responde al azar, ese azar que hace tan bien las cosas hasta mejor que la lógica. En un momento histórico importante
para América Latina en la cual esta dominada por el imperialismo que la quiere convertir en una factoría o colonia el azar haga que aparezcan 5, 6, 7 8 excelentes escritores que lanzan un montón de libros y de golpe crean un estado de conciencia que abarca todo el continente.”
“El boom fue considerado una especie de maniobra editorial, es decir que la promoción de los editores había lanzado al boom.”
"Mi obra personal fue hecha en la soledad, pobreza, en el menor apoyo editorial y cuando los editores se despertaron y vieron mis libros, a los de Fuentes, García Marquez y los de Vargas Llosa se despertaron porque las primeras precarias y difíciles ediciones habían sido bruscamente leídas por un montón de gente que se las pasó de mano en mano y allí comprendieron que a esos escritores había que editarlos ya que allí tenían fuente de dinero."
“Es una tentativa de deformar la realidad sostener que el boom fue una maniobra hecha con fines de promoción, ya que cada uno escribió lejos de otros porque ninguna promoción editorial ha salvado a un autor o literatura y cuando el libro no vale por sí mismo, ¿Cuánto tiempo dura?”
“El sentido del humor le ha hecho falta al escritor latinoamericano y españoles. Esa manera de que en las circunstancias más trágicas más dramáticas haya una reacción que te pone del otro lado y te hace ver las cosas con humor y que hace resolver las cosas con humor”.
“No hay que utilizar lo que ya se ha conseguido sino que hay que buscar una cosa nueva, sino no vale la pena ser un escritor si te pasas la vida escribiendo un libro con diferentes variables, sino no tiene gracias ni para el lector ni para uno mismo”.
Fragmento "La Ciudad y Los Perros" obra de Mario Vargas Llosa
- Cuatro- dijo el Jaguar.
Los rostros se suavizaron en el resplandor vacilante que el globo de luz difundía por el recinto, a través de escasas partículas limpias de vidrio: el peligro había desaparecido para todos, salvo para Porfirio Cava. Los dados estaban quietos, marcaban tres y uno, su blancura contrastaba con el suelo sucio.
Los rostros se suavizaron en el resplandor vacilante que el globo de luz difundía por el recinto, a través de escasas partículas limpias de vidrio: el peligro había desaparecido para todos, salvo para Porfirio Cava. Los dados estaban quietos, marcaban tres y uno, su blancura contrastaba con el suelo sucio.
-Cuatro -repitió el Jaguar-. ¿Quién?
-Yo -murmuró Cava-. Dije cuatro.
-Apúrate -replicó el Jaguar-. Ya sabes, el segundo de la izquierda.
-Apúrate -replicó el Jaguar-. Ya sabes, el segundo de la izquierda.
Cava sintió frío. Los baños estaban al fondo de las cuadras, separados de ellas por una delgada puerta de madera, y no tenían ventanas. En años anteriores, el invierno sólo llegaba al dormitorio de los cadetes, colándose por los vidrios rotos y las rendijas; pero este año era agresivo y casi ningún rincón del colegio se libraba del viento, que, en las noches, conseguía penetrar hasta en los baños, disipar la hediondez acumulada durante el día y destruir su atmósfera tibia. Pero Cava había nacido y vivido en la sierra, estaba acostumbrado al invierno: era el miedo lo que erizaba su piel...
Mario Vargas Llosa
“El ‘boom’ fue un movimiento no solo literario y cultural, sino político”. Así lo siente uno de sus máximos protagonistas, el escritor Mario Vargas Llosa, cuya primera novela “La ciudad y los perros”, publicada en 1962 por Seix Barral, marca la celebración de los 50 años de este fenómeno literario.
Hace 50 años protagonizó junto a otros jóvenes latinoamericanos como Gabriel García Márquez o Carlos Fuentes, el llamado “boom” literario, que abrió al mundo la nueva novela latinoamericana.
“Esta es una historia casi novelesca. Quién me iba a decir cincuenta años después…que iban a pasar tantas cosas”, explica Vargas Llosa a Efe en una entrevista.
“Entonces era un muchacho. Escribí ‘La ciudad y los perros” en el 58, en Madrid, con mucho entusiasmo y vocación, Sabía ya qué clase de escritor quería ser, qué lenguaje y qué técnicas iba a usar, y fue el editor Carlos Barral, en Barcelona, ciudad clave del llamado ‘boom’ en los sesenta, quien lo publicó”, recuerda.
Y es que Barcelona, como París, fueron escenarios básicos para este resurgir de la novela latinoamericana que puso en pie una generación de escritores de la llamada Edad de Oro, que en los sesenta se convirtió en un fenómeno literario y editorial que invadió Europa.
“Nadie sabe cómo nació la palabra ‘boom’. El escritor periodista y chileno Luis Harrs se atribuye la autoría, pero no sé si es exacto, porque en el ensayo que publicó, ‘Los nuestros’, no aparece.”, indica Vargas Llosa.
Aunque Harrs “sí que fue el primero que vio que había una especie de movimiento de escritores que coincidían en algunas preocupaciones temáticas y en técnicas narrativas, pero nadie sabe exactamente cómo se creó esta palabra tan onomatopéyica”, argumenta.
“Cuando estaba en la universidad -recuerda- no tenía ni idea de lo que se publicaba en Ecuador, Colombia o Argentina, y eso cambió en los sesenta, primero en París y luego gracias a Barcelona y el editor Carlos Barral, que fue uno de los primeros en interesarse por la literatura latinoamericana”, sostiene.
Al tiempo que subraya: “España y Europa descubrieron la literatura latinoamericana, pero los latinoamericanos descubrimos a los otros escritores vecinos, que hasta la fecha habíamos vivido completamente marginados”.
Vargas Llosa recuerda que una de las características de este grupo -”que hacía una literatura nueva y muy rica”- fue la amistad personal.
“Conocí a Carlos Fuentes y a Cortázar, del que fui muy amigo, porque era muy generoso con los jóvenes, en París. Luego a García Márquez y a Donoso en Barcelona, que era el lugar donde uno tenía que estar si querías que un buen editor te publicase tu novela”.
Para el autor de “La fiesta del Chivo”, uno de los logros del “boom” fue “cambiar el estereotipo que se tenía de que “América Latina solo producía dictadores o guerrilleros” y que era un mundo bárbaro que estaba a espaldas de la cultura.
“De pronto -recalca- se descubrió que había una literatura novedosa, nada provinciana, con un horizonte internacional y que había experimentado con nuevas formas narrativas y nuevos lenguajes”.
Ya no era una literatura regionalista, costumbrista o pintoresca- sostiene-. “Existía una preocupación por la condición humana. Veníamos de dictaduras y todos teníamos ideales políticos. Apoyábamos la Revolución cubana, luego el caso Padilla (el encarcelamiento del escritor cubano Heberto Padilla en 1971 por motivos políticos) nos quebró y se produjeron disidencias. Pero había una cierta comunidad de ideales políticos”.
“También en Barcelona, en pleno franquismo -añade-, estábamos convencidos de que la Democracia era inevitable y que la cultura y la literatura iban a tener un especial protagonismo. De ahí que, además de la escritura, todos sintiéramos que teníamos una especie de misión histórica, ya que la cultura en la nueva sociedad iba a contribuir a traer más libertad, justicia y convivencia”.
“De modo que, en realidad, el ‘boom’ fue un movimiento que tuvo muchos aspectos, no solo literario, sino también cultural y político”, reconoce el escritor.

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